sábado, 18 de abril de 2015

De Frutas y Dulces Pocimas


En un cazo lleno de agua, pongo a hervir mandarinas, añado miel, azúcar y canela. Retiro con cuidado la fruta del fuego, la trituro con mucho esmero hasta dejarla bien suave y cremosa, añado mermelada de chile picante que le da consistencia agradable. En tarros de cristal de bohemia coloco la mermelada previamente esterilizada, una etiqueta dorada anuncia "preñada de dulzura, caricia de ensueño y deseo ¡nos apetece!" Que sabor más exquisito tiene la mermelada, ...agridulce, ...picante, ...de fuego, ...perfume divino, ...sentido ebrio. Embalo con cuidado uno de los tarros y lo envío por avión a la siguiente dirección: Calle Quijote, número Moroso, ciudad Hechizada, país Endiablado.
Sin sentido es cierto que escribo sobre elaboraciones pero no es menos cierto que lo único que quiero es hacer que vuestra sonrisa aparezca una vez más en los labios, esos, que imagino se llevaran esta mermeladas a la boca... Para saborear y nunca, permitid lo diga, despreciéis...