domingo, 2 de septiembre de 2018

Elie Wiesel: “Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. Lo contrario de la belleza no es la fealdad, es la indiferencia. Lo contrario de la fe no es herejía, es la indiferencia. Y lo contrario de la vida no es la muerte, sino la indiferencia (entre la vida y la muerte)”


Quería compartir una pequeña reflexión sobre el silencio en mis momentos de soledad, ya que soy, me considero, una persona bastante introspectiva… Y de unos años a esta parte… La soledad y el silencio no son huida, ni escapatoria, ni evasión de la realidad. Al contrario. No me “aíslo” porque otros me estorban, me molestan, me incomodan. O porque no sé cómo enfrentar la realidad, los problemas, las dificultades o contratiempos. Ha sido un alto en el camino. Este alto en el camino, es parada obligatoria, si quiero realmente vivir de una manera más auténtica y plena, si quiero establecer relaciones de hondura, primero conmigo, después y primordialmente con los demás. Lo que me ha ocurrido, nos ocurre, casi siempre es que transitamos por la capa más superficial de la vida. No nos damos el tiempo para profundizar en el misterio de las cosas, de las personas, de uno mismo. Sumergirse en el pozo interior, bucear en él, nos lleva a descubrirnos y a descubrir esa vertiente de agua cristalina que es la que nos mantiene auténticamente vivos. Ahí uno constata que el agua que alimenta, pongo como ejemplo mi pozo, procede de la misma capa subterránea que nutre los pozos de los demás, de otros. Y percibo nítidamente que esos “otros” y yo somos iguales en esta existencia, en esta vida. Es decir, que en esa aventura de bucear en la propia interioridad descubrimos, así lo pienso, las raíces más profundas de la solidaridad.

Julián Marías escribió que “nada interesante puede hacer el hombre desde fuera de sí mismo”. Dejad pues que desde una interioridad recuperada en las extensas llanuras de la soledad y el silencio podremos, probablemente, tener una mirada más lúcida y penetrante sobre la realidad e incidir así, más positivamente sobre ella.

¿Qué se siente al estar solo? Es una sensación parecida al hambre mientras alrededor todo el mundo se prepara para un banquete. Produce vergüenza y miedo, y poco a poco estos sentimientos se irradian al exterior, de manera que el solitario se aisla progresivamente, se distancia progresivamente … “La soledad avanza, fría como el hielo y traslúcida como el cristal, y encierra en un abismo a quien la padece”, escribe Edward Hopper y continua: “Uno puede sentirse solo en cualquier parte, pero la soledad que produce la vida en la ciudad, entre millones de personas, tiene un sabor especial”.


Nighthawks_Edward Hopper_1942

-Noctámbulos- Cuatro personas sentadas en un diner urbano por la noche No sólo es el cuadro más famoso hecho por Hopper, sino también uno de los más reconocibles del arte estadounidense. Actualmente se encuentra en la colección del Instituto de Arte de Chicago.

Me gusta esa parte de la vida en que uno decide caminar hacía el silencio. Pero no aquel perturbador, oscuro, sino, ese que se escucha en la brisa, en las hojas de los arboles, en mi.
Me gusta caminar despacio, como si el tiempo no me dominara, como si con mis pasos tranquilos fuera yo quien creara una estela de sucesos, un tiempo propio, una nada adornada poco a poco.
Me gusta tener ese momento de soledad, esa conexión con pequeñas cosas y con lo grande que nos perdemos de tierra y cielo.
Me gusta ese idioma que sólo entienden mi naturaleza y mi instinto. Ese ‘hogar’ que está afuera y no en cuatro paredes. Esa huida que te salva de muchas cadenas.
Me gusta el mundo cuando no hay gente, o cuando hay gente que respeta al mundo.
Me gusta admirar, contagiarme de la serenidad que me brindan el amanecer y el atardecer, llenarme con el sol de levante y el de poniente, con la lluvia atronadora y silenciosa y empaparme de verdad.



Naughty Boy - Runnin' (Lose It All) ft. Beyoncé, Arrow Benjamin

Quisiera transmitir ahora, hoy, lo que siento. Miro como de lejos a grandes rasgos, mi vida, una vida intensa, ahora menos aun cuando sea lo de menos, de luchas sin descanso por lograr un presente y un futuro.

Mi ‘Casa’, esta Casa de Avío’, un fiel reflejo de mi persona y de mi alma. Si la recorres podrás encontrarme, en cada rincón, pero en el lugar que más de mí vas a encontrar, y mi recuerdo tenga todos los aromas y todo mi amor, es la cocina y la mesa de elaboraciones, es la alacena (para los modernos, el almacén). El lugar al que más horas de mi vida he dedicado. Preparando y elaborando todas las combinaciones que puedas imaginar. El olor del orégano y el laurel, el jengibre, las especies herbáceas aromatizantes, el romero y el tomillo y tantas, y el agua de azahar. Mis compañeros ¿Qué haría sin vosotros?...

El aroma de mi cocina y elaborados recorre hasta la vereda de esta ‘Casa’. Sabores de hierbas, que sólo mis recetas hacen especial su uso. ¿Y cómo podría ser de otra manera?. Cuántas horas revolviendo frutas para hacer dulces y sabrosas mermeladas y tantas cosas más. Las paredes de mi cocina conocen todos mis secretos y guardarán todos los aromas, entre clavos de olor, canela y vainilla.

Y cuándo no esté ¿Me extrañará mi pobre cocina?. Descansarán la hornilla y el horno, cansados de mantener su llama, mientras se evapora el agua sobrante. ¿Os conté de mis sabores?. Sí! Ya son tres años que no los describía… Son especiales, creo que la mejor forma de decirles que los adoro fue cocinarlos, siempre pensando en el gusto de cada uno de ellos. La alacena orgullosa, guarda montones de frascos de unos y otros sabores.

Cuando las luces se apagan y la ‘Casa’ está en silencio, yo creo que los duendes de mi espíritu la recorren y se perfuman con las esencias, destapando los frascos. Hablan con las ollas que descansan esperando el nuevo día, se acuestan en la hornilla que duerme hasta la mañana. Duendes inquietos. Corren cansados y felices a dormir de día en las viejas cerámicas que adornan por aquí y allá.

El sol se filtra, alegra la cocina y otra vez los aromas: alegrías y tristezas compartiendo el alma de esta ‘Casa’: esas cosas que fueron y son importantes para mí. En ella soy economista, maestro, equilibrista, peón, … Y aquí también me atreví a soñar que soy poeta:
Vuelve a empezar, siempre estás a tiempo
Éxtasis que sentirás cuando hayas dado lo mejor de ti
Empezar no fue en vano

“Somos esclavos de nuestras palabras y libres en nuestros silencios”. Un gran abrazo y gracias por este rato de lectura para ti y tan agradable de soledad en tu compañía y disculpas por tanto tiempo y tanto pasado.

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